domingo, 28 de noviembre de 2010

Eduardo Martín de la Cámara (3). Escritos y publicaciones -1ª Parte-


En Alcalá conoce y entabla amistad con Ángel Almiñana y Castro, archivero en el Central de la Administración; juntos redactan la “Historia sintética de España y de la América Española hasta su emancipación”, libro publicado en 1913 y que seria después editado en 1922 por la Editorial Maucci de Barcelona, tras ser premiado por la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias y Artes de Madrid en el concurso de 1922.

Hacia el año 1915 su colaboración en la prensa de España se hace más habitual. Antes había publicado algunos artículos esporádicos, como por ejemplo el dedicado a defender a Alcalá como cuna de Cervantes en El Heraldo de Madrid de 24-2-1905 (en el mismo número puede leerse un curioso cuento de Unamuno).

Desde Mayo de 1915 hasta diciembre del mismo año escribe en Blanco y Negro una sección fija que él denomina “Calendario de las letras”; resume las efemérides correspondientes a cada mes en el ámbito literario y demuestra, además del dominio del lenguaje, su gran capacidad de síntesis y el amplio conocimiento de la literatura universal.. En el año 1917 y en el diario ABC publica, desde Enero a Abril, los cuatro meses que faltaban, siguiendo el mismo objetivo de resumir las efemérides interesantes, si bien ahora titula la sección como “Meses Pintorescos”

Entre 1916 y 1920 colabora en el diario ABC con una serie de artículos, “Semblanzas” sobre diversos personajes , desde Fígaro a Concepción Arenal, pasando por Olózaga, Becquer, Juan Nicasio Gallego , hasta Alfonso XIII; con pequeños y finos trazos desgrana la vida y obra de tales personas.

Colaboró también por esas fechas en otras publicaciones como La Ilustración Americana y Española, El Heraldo de Madrid , El Liberal y La Esfera. En la prensa alcalaína no participa hasta 1917, cuando Ceferino Rodriguez Avecilla se instala en Alcalá e inicia la publicación del periódico “Castilla” Sin duda debió sintonizar bien con este peculiar y excelente escritor, del que habría mucho que contar; a él debemos una breve descripción de nuestro Eduardo: “Nuestro amigo es un hombre nervioso, avellanado, de busto erguido y manos anchas y muy poco dúctiles de articulaciones. Anda aprisa, acompasando su caminar con un fino bastón, levemente inclinada la cintura y enhiesta la cabeza” (22).

Como consecuencia de uno de los artículos publicados en El Liberal se vio en la necesidad de enviar sus padrinos para retar a un periodista de ideas antagónicas. En Noviembre de 1916, a  mitad de la gran guerra, dos españoles, Ricardo Gonzalez Llanos y su suegro Emilio Delac, habían sido condenados a muerte en Francia por espiar a favor de Alemania; hubo una notable movilización para evitar la pena capital, con participación del mismo Alfonso XIII.

Eduardo Martín de la Cámara, que conocía con todo detalle la vida e intimidades de Ricardo Gonzalez, pues, lo mismo que él, había nacido, estudiado y vivido muchos años en Manila (“capital de las ubérrimas isla que nos expropiaron los yankees” en palabras del propio Eduardo), le dedicó un artículo en El Liberal el 28 de noviembre de 1916. El texto era ciertamente duro y demoledor. Al día siguiente Cirici Ventallo, periodista conservador y germanófilo, publicó en El Debate una severa contestación bajo el titulo “Los auxiliares del verdugo”en la que consideraba que el señor Martín de la Cámara estaba empujando al patíbulo a los españoles condenados.

Don Eduardo, sintiendo mancillado su honor, envió a sus amigos y compañeros del periódico Ezequiel Endériz y Antonio de Lezama, a que requirieran al Sr. Ventallo el nombramiento de sus representantes para reparar la ofensa. El 2 de diciembre éstos publican en El Liberal una carta dirigida a Don Eduardo en la que le comunican haber recibido otra del Sr. Ventallo, negándose a designar representantes, por su opinión contraria a los duelos y a las llamadas cuestión de honor. Menos mal. No llegó la sangre al río.

En el campo de la creación narrativa dejó Eduardo M. de la Cámara algunas muestras interesantes. En 1917 publicó en la revista Los Contemporáneos una novela corta titulada “El despertar del troglodita” ambientada en Filipinas cuyas costumbres y paisajes retrata, en palabras del diario ABC, ”con el estilo limpio y elegante , la emoción y el interés que caracteriza la manera del sagaz escritor que es el autor”(23).Aprovechando la buena acogida de este relato, al año siguiente, bajo el título de “Vidas llameantes” , da a la imprenta un libro en el que, además de “El troglodita”, incluye otras dos novelas pequeñas; “La lucha de los elefantes” relato de intenso sabor oriental, y “Andanzas de un niño precoz” llena de atisbos psicológicos; sobre él la prensa madrileña expresó muy buena opinión (24).

Tiene publicados además dos cuentos: “La armadura japonesa” en La Esfera de 20-4-1918, y “El oro del silencio” en la revista Blanco y Negro de 4-8-1918.

En 1919 edita el entremés "La elección de los alcaldes de Daganzo" con dedicatoria especial para el Excmo. Ayuntamiento de Alcalá de Henares, como prueba "de la dilección a Cervantes y a su ciudad-cuna"; en su prólogo, que firma "viendo la Iglesia de Santa María la Mayor", sostiene apasionadamente el amor de Cervantes por su ciudad natal, puesto de manifiesto por las menciones y alusiones alcalaínas en algunas de sus obras, desde la Galatea a  Los Baños de Argel, pasando por el mismo Quijote, que él expone con todo detalle en dicho prólogo.

Ese mismo año publica "Cien sonetos de mujer". Desde tiempo atrás estaba trabajando con el archivero Luis García Rives en un estudio sobre escritoras españolas de la época y se le ocurrió aventurarse a encontrar cien poetisas españolas y, para ponerlo más difícil, que hubieran compuesto algún soneto publicable. Este libro es el resultado de su labor de "colector de sonetos mujeriles". Precede a cada soneto una breve reseña biográfica, muy provechosa al tratarse en la mayor parte de personas poco conocidas. Es de notar que respeta los textos en su lengua original, sea catalana o gallega. Lo explica en el prólogo al decir: "Loado sea Dios, al quitarnos la comezón de traducir los sonetos imaginados en otras lenguas nacionales que la castellana"
El académico señor Cotarelo dijo de esta obra.: "Sin llegar a la perfección, cosa difícil en cualquier antología, la del Sr. Cámara puede en justicia ser calificada de excelente, aunque pudieran señalarse cosas que sobran y cosas que faltan... Por lo demás en el libro hay de todo, debe decirse en tributo a la verdad, desde lo mediano, o menos de mediano, hasta lo valiosísimo. Como ejemplo de lo último debe citarse el soneto a Cisneros de doña Blanca de los Ríos" (25)

Este soneto tiene el valor añadido de haber sido leído por la autora, ante la estatua de Cisneros, en el acto académico que tuvo lugar en la Universidad por él fundada,  el 3 de junio de 1917 con motivo de la peregrinación franciscana celebrada en conmemoración del IV centenario de la muerte del Cardenal. A lo mejor algún día  vemos grabado este texto junto a su estatua. Entre tanto creo que es de justicia darlo aquí a la luz.
                    
                                      CISNEROS

                        Recio y contemplativo; castellano
                        de la Castilla que integró el planeta,
                        muéstrase entero en su enjutez de asceta
                        y en su perfil de emperador romano.
                        férreo estadista, humilde franciscano,
                        y en agria soledad anacoreta,
                        fue de su tiempo síntesis completa
                        y abarcó tierra y cielo con su mano.
                        En la diestra la cruz, la espada al cinto,
                        rindió Orán, bautizó las moras greyes,
                        domó de la nobleza el fiero instinto,
                        fundó esta escuela que al saber dio leyes;
                        y, de Isabel primera a Carlos quinto,
                        rigió a los sabios y reinó en los reyes.

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(23) ABC , del 3 de octubre de 1917
(24) El Heraldo de Madrid de 4 de enero de 1919 y ABC de de agosto de 1818.
(25) Del Informe de dicho académico incluido en la R.Orden de 4-8-1923 aprobando la compra de 100 ejemplares para las bibliotecas públicas, Gaceta de Madrid, nº 230, de 18-8-1923

  ( Continuará )

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