El poeta
creador de este romance, que no es otro que Bruguera, nos da otra
visión de la cueva, nos muestra una historia que los simples
visitantes no supieron percibir.
El vive y
recrea la leyenda, en décimas o espinelas de clásica factura, para
al final sentirse vencedor de gigantes y libertador de princesas:
La
corriente caudalosa
Dominando
del Henares,
Cual
señor de sus lugares
Pardusco
cerro reposa.
Su
inmensa mole terrosa
Parece
al primer momento
Que
tiene el audaz intento
De
aquella Babel gigante
Que
pretendía arrogante
Escalar
el firmamento.
En
su falda se levanta
Desmantelado
Castillo
Hecho
de piedra y ladrillo
Y
tan minado en su planta,
Que
en equilibrio se aguanta
Apenas
sábese como,
Y
sobre el vértice romo
En
el cerro hubo una ermita,
Por
cuya imagen bendita
Se
le llama el «Ecce-Homo»
Sobre
su altísima cumbre
Existe
profunda cueva
Y
auténtico escrito prueba
Con
visos de certidumbre,
Que
escondido en su techumbre
Por
un antiguo rey moro,
Hay
un inmenso tesoro,
Que
nadie ha podido ver
De
joyas de gran valer
De
diamantes, perlas y oro.
Y
cuenta la tradición
Que
también hay una mesa
Con
cada rubí y turquesa
Que
valen mas de un millón:
El
sabio rey Salomón
Para
él la mandó tallar
Y
se la supo robar
Aquél
moro con tal maña
Que
encapó con ella á España
Y
allí la vino á ocultar.
También
dice que, encantada
Por
un nigromante cruel
La
hija del moro aquél
En
la cueva está encerrada,
Y
su custodia encargada
A
tan bárbaro gigante,
Que
no hay nadie que delante
A
ponérsele se atreva,
Ni
se acerque hacia la cueva
Ni
á quien su aspecto no espante.
Y
que es tanta la belleza
De
la encantada hermosura,
Que
no hay viva criatura
Que
le iguale en gentileza;
Resaltando
la nobleza
De
su aspecto, larga falda
De
color azul y gualda,
Y
el primoroso peinado
En
dos trenzas sujetado
Por
una gruesa esmeralda.
Aquél
que la desencante,
Según
dice el pergamino,
Y
la destreza y el tino,
Y
el valor tenga bastante
Para
matar al gigante,
Será
de su hazaña presa
La
Salomónica mesa
Con
todo el rico tesoro
De
diamantes, p«rlas y oro,
Y
el amor de la princesa.
Con
semejante intención,
Todo
cubierto de hierro,
Pretendí
escalar el cerro;
Y
la penosa ascensión
Emprendí
con precaución;
Mas
rendido y fatigado
Rodé
una vez despeñado
Estando
casi en la cima
Y
en la boca de una sima
Quedé
á una rama agarrado.
Ya,
por fin de mi trabajo
Logré
dar por un atajo
En
la cumbre inaccesible,
Y
admirar me fué posible
El
llano estendido abajo,
Y
por el cual se dilata
Como
serpiente de plata
Que
huye en loco desvarío
La
clara linfa del rio
Saltando
de mata en mata.
Una
vez llegado allí
Hidalgos!—dije
á mi gente—
El
gigante esta allí enfrente,
Ya
le.veo desde aquí;
Rogad
al cielo por mí
Si
caigo en el trance fiero;
Y
desnudando mi acero
Embestí
contra el gigante
Que
me esperaba arrogante
Y
en ademán altanero.
Con
su cuerpo colosal
La
obscura cueva cerraba,
Su
brazo derecho armaba
Espada
descomunal.
Y
era su cólera tal
Que
a un golpe que yo le dí,
Con
tan rudo frenesí
Me
contestó con un tajo,
Que
me abre de arriba á bajo
Si
á dar llega sobre mí.
Rugía
el monstruo iracundo
Dando
fuertes resoplidos,
Y
tremendos alaridos
Que
por el antro profundo,
Cual
si hecho trizas el mundo
A
encontrar fuera allí tumba
Repite
el eco que zumba,
Y
al chocar hierro con hierro,.
Con
siniestro son el cerro
Repercutiendo
retumba.
Mas
su furia no me espanta,.
Y
aprovechando un desliz,
Tuve
el acierto feliz
De
pasarle la garganta.
Cae
al suelo, se levanta,
Coje
un pedazo de escombro
Y
le veo con asombro,
Ya
en las ansias de la muerte.
Un
golpe darme tan fuerte
Que
casi me aplasta un hombro.
Vuelvo
á luchar al instante»
Sintiendo
dolor cruel,
Y
cerrando contra él
Hiende
mi acero tajante
La
cabeza del gigante,
Espantado
mira al cielo;
Empaña
su faz un velo
De
sangre, que á mares corre,
Y
cae como una torre
Haciendo
temblar el suelo.
Muerto
lo tenéis allí,
Libre
está ya la princesa
Y
rescatada la mesa;
Yo
como bueno cumplí.
El
premio es, pues, para mí,
Mas
solo quiero la gloria
Del
laurel de la victoria.
Los
diamantes, perlas y oro
Repartios
del tesoro
Y
aquí se acabó la historia
ADRIÁN
LOPEZ BRUGUERA
"Las
cuevas históricas de Alcalá la Vieja. Leyenda."
Alcalá de Henares.- Imprenta de F- García Carballo. -1889.-
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