martes, 30 de agosto de 2016

SOBRE LA CASA NÚMERO CUATRO DE LA CALLE DE NEBRIJA, DE ALCALÁ DE HENARES


Me refiero a la casa inmediata al Pasaje del Horno Quemado, hoy con doble numeración (números 4 y 6) por disponer de dos puertas de acceso. Pero es una sola finca o casa que hasta hace pocos años era sólo la número 4 de la Calle de Nebrija, antes del Horno Quemado, y antes de los Gramáticos.

In illo tempore”, que diría un sabiondillo, o “en lo antiguo”, como se decía en los documentos, esta casa perteneció al Colegio Mayor de San Ildefonso. Y en tales manos estuvo desde principio del siglo XVI hasta la desamortización de Godoy, bajo el reinado de Carlos IV, No tengo información de quiénes la habitaron durante ese periodo. Previsiblemente sería personal ligado de una u otra forma al Colegio o Universidad de Alcalá. Durante los años que los sucesores de Brocar tuvieron su imprenta en la casa de al lado, la número 2, quizás esta casa les sirvió de apoyo a su actividad.

En el plano publicado por Gonzalez Navarro figura esta casa, junto a la “casa de la imprenta” como “otra casa del Colegio”. En el documento por el que el Colegio cede una casa para imprenta a Francisca de Angulo, viuda de Juan el hijo de  Arnao Guillen Brocar,  se hacía esta descripción al situarla: “por detrás la cerca de la villa e un callejón que queda entre otra casa del Colegio y esta casa que le dan” (1)

Pues bien, esta casa se enajenó en público remate, el 17 de noviembre de 1798, con arreglo a las órdenes derivadas de la desamortización de Godoy, adjudicándose por la cuantía de 18.180 reales a Don Valentín Gonzalez, quien hizo retrocesión formal de ella en favor de Don Juan de Mata Pérez, presbítero, del Gremio y Claustro de la Real Universidad, el que aceptó y verificó el pago de esta cantidad. A su muerte en junio de 1816, pasó a ser propiedad de su heredero Don Pedro Pérez, vecino de Alovera.

El 31 de octubre de 1817 Don Pedro Pérez vendió la casa,”que linda al mediodía con la calle del Horno Quemado, oriente con casa de Don Angel Juste conocida por el horno quemado, poniente casa de herederos de Don Julián Alarcón, y norte con otra que fué Hospital de Estudiantes”, a Patricio Majuelo de esta ciudad por 13.000 reales, de los que pagó en el acto 3.000 y la demás suma se aplazó.

Pero esta venta se hizo con una curiosa servidumbre, con la condición expresa de “que el indicado Pedro, su mujer Antonina López y su hija Josefa, ya juntos o cada uno de por sí, siempre que vinieren a esta ciudad y les acomodase, habían de poder residir y habitar en la sala, alcoba y cocina altas de dicha casa que están a la derecha conforme se sube la escalera, e igualmente habían de tener entrada libre por el corredor de la indicada sala y la cuadra de la misma casa para poner en ella una o dos caballerías, y en todas las cinco oficinas sin que se les pudiera impedir usar de ellas”.
Patricio Majuelo había comprado a buen precio y con buenas condiciones de pago, pero él y sus hijos , durante los años que vivieron en esta casa, tuvieron el incordio de que a los Pérez de Alovera les diera por venir a Alcalá.

Cuando muere Patricio Majuelo heredan la casa sus hijos Antonino, Valentina y Florentina Majuelo, El 6 de enero de 1847 Cosme Diaz, marido de Valentina y con poder de los otros dos propietarios, vende esta finca a Don José Matilla por sólo 5.000 reales, dado el mal estado de conservación, haciendo constar que ha cesado la servidumbre por haber fallecido ya Pedro Pérez, su mujer y su hija Josefa.

El día 9 de julio de 1.850 Don Joaquín Gómez de la Cortina, Marqués de Morante compró la casa a Don José Matilla,, libre de toda carga y gravámen por once mil reales que le entregó en monedas de oro y plata. Desde 1844 este Marqiés era propietario del edificio que fue Hospital de Estudiantes en la Plazuela de Santiago y que él había convertido en su casa-palacio, donde esporádicamente residía. Esta casa le sería muy útil como casa auxiliar, puesto que lindaba con la zona sur de su jardín y con el callejón de su propiedad por el que tenía salida a la calle Nebrija. Además serviría para que residan en ella quienes atienden la buena marcha de su casa de recreo como eficientes amas de llaves, las hermanas Mariana y Bibiana Mariño y Arroyo, personas de su total confianza, pues son hermanas de su amigo desde la época de estudiante en Alcalá, Victoriano Mariño, Secretario General de la Universidad de Madrid durante gran parte del siglo XIX.

El día 19 de junio de 1868 fallece en su casa del nº 82 de la calle de Fuencarral de Madrid Don Joaquín Gómez de la Cortina y la propiedad de esta casa recae en su heredero Don Carlos García de Tejada y Abaurrea, quien luego sería el segundo Marqués de Morante, pero sólo la mera propiedad, puesto que el usufructo vitalicio lo había legado a sus amigas Doña Bibiana y Doña Mariana Mariño, libres de contribución y de todo gasto de reparación u otro semejante, además de 20.000 reales de una sola vez, “encargándoles me encomienden a Dios”

Al haber premuerto una de las legatarias, Doña Mariana, pues había fallecido el 7 de enero de 1868, se abonó el total metálico dejado, es decir, 20.000 reales a Doña Bibiana, y se le adjudicó el usufructo vitalicio de la casa número cuatro de la calle de Horno Quemado, hoy de Nebrija, libre de todo gasto. Se valoró en 26,000 reales, es decir 6.500 pesetas.

Las medidas y linderos de la casa, de acuerdo con la descripción y mediciones hechos por un tal Juan María Molinero el 14 de febrero de 1872, y que son también las que constan en la inscripción del usufructo efectuada el 11 de abril del mismo año(inscripción 1ª), son:
Casa señalada con el número cuatro de la calle de Horno Quemado, hoy de Nebrija; compuesta de planta baja y principal, con su correspondiente patio; tiene de fachada a la calle de Nebrija diez y seis metros doscientos veintinueve milímetros (16,229 m); la medianería de la derecha mide diez y seis metros ochocientos cincuenta y siete milímetros (16,857 m); la de la izquierda tiene diez y seis metros setecientos diez y ocho milímetros (16,718 m); y la línea de testero que cierra el sitio mide quince metros setecientos cuarenta y un milímetros (15,741 m); las cuatro líneas forman un cuadrilátero bastante regular cuya superficie es de tres mil cuatrocientos sesenta y cinco pies y seis pulgadas, equivalente a doscientos sesenta y nueve metros y dos milímetros cuadrados ( 269,2 m2); sobre esta superficie está construida la casa, y linda al Mediodía o sea al frente dicha calle de Nebrija, al Saliente o derecha entrando con la casa propia de Doña María Salmón Pérez, por la izquierda que es Poniente con casa de los herederos de Don Rafael Póo, y por el testero que está al Norte con la casa Palacio propia del Excelentísimo Señor Marqués de Morante.”

El heredero de Don Joaquin Gómez de la Cortina y Segundo Marques de Morante, Don Carlos García de Abaurrea falleció en su habitación de la calle de Fuencarral, 82, el 2 de diciembre de 1872, estando casado con la Marquesa de los Arenales, Doña María de las Mercedes Heredia y Zafra y sin descendencia de este matrimonio. Fueron pues sus herederos sus hermanos Eduardo, Joaquín y María Dolores García de Tejada y Abaurrea. No obstante Don Carlos hizo algunos legados a favor de los hijos que tenía su mujer de un matrimonio anterior.

Por lo que nos interesa legó a su hija política la señorita María Montserrat Osorio y Heredia en propiedad y usufructo la casa Palacio que a este Marques correspondió en la ciudad de Alcalá de Henares por herencia del anterior señor Marqués, con todos los efectos, enseres y existencias que se encuentran en la misma, comprendiendo en dicho legado la casita accesoria al Palacio que en el mismo punto le perteneció..

En su virtud correspondió a dicha señorita la mera propiedad de la casa de la calle Nebrija, antes de Horno Quemado, nº 4, poes el usufructo vitalicio, como hemos visto, pertenecía a Doña Bibiana Mariño y Arroyo, y allí siguió residiendo Doña Bibiana hasta su muerte que tuvo lugar el 10 de abril de 1891. momento en que Doña María Montserrat Osorio y Heredia pasa a tener ya la plena propiedad de esta casa..


El 29 de febrero de 1892 Don José Gerónimo Moreno Molina compra dicha finca a la señora Osorio y Heredia asistida por su marido el Marqués de Navamorcuende por dos mil quinientas pesetas (10.000 reales) .

Don José Gerónimo Moreno Molina, falleció el 21 de julio de 1.898, y hechas las operaciones particionales, se adjudicó a su viuda Doña Concepción Azaña Garrido, además de otros bienes y otras cincuenta y ocho fincas más, la casa situada en esta ciudad y su calle de Horno Quemado, hoy Nebrija, señalada con el número 4, cuya descripción es la conocida. La casa se valoró en siete mil pesetas (28.000 reales- buena subida, quizas se hicieron obras de reforma).

Doña Concepción Azaña y Garrido falleció el 2 de abril de 1.903,pasando la propiedad de esta casa a su única hija y heredera Doña Antonia Moreno y Azaña,. Su marido Don Miguel Atilano Casado y Moreno estableció en esta finca la dirección y administración del periódico La Voz del Distrito que promovió en 1914 para apoyar su candidatura a diputado por el Distrito de Alcala.

Entre finales del siglo XIX y principio del siguiente esta casa fue reformada y se efectuaron algunos cambios esenciales, obras que debieron llevarse a cabo  bien en los últimos años de Gerónimo Moreno o ya en la epoca que la gestión la llevaba Miguel Atilano; en todo caso tuvo que ser cuando ya toda la zona pertenecía a un mismo propietario.

La casa de la que venimos hablando se adaptó para alquilarla al menos a dos familias. Se abrió otra puerta en la fachada para entrada al piso principal, quedando la anterior para acceder al piso bajo. El patio perdió casi la mitad al edificarse una nave que pasó a ser almacén para uso de la casa palacio; el resto del patio se dividió en dos pequeños, uno para el piso bajo y el otro para el principal. Se cerró el acceso que antes existía para salir por el callejón a la calle Nebrija, convirtiendo el último tramo de dicho callejón en una habitación, que se añadía como una habitación más a las de la planta baja del número cuatro, aunque físicamente ocupaba una parte del solar de la finca número 2. Parece que los propietarios decidieron sacar provecho de un espacio (el callejón) que ya no les era útil.
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Al fondo ventana dormitorio
Cuando en los años sesenta del siglo pasado conozco esa casa, estaba con la distribución antes detallada. En el piso principal vivía la viuda de Don Angel Almiñana, prestigioso archivero del Archivo General, con sus hijos. La planta baja era la vivienda de mis suegros y concretamente el espacio bajo la finca nº 2, por donde hoy día se pasa al atravesar lo que ahora se llama Callejón del Horno Quemado, era el dormitorio de ellos. Justo ahí estaba, con su ventana debidamente enrejada.



El 2 de julio de 1989 falleció don José Casado Moreno quien había heredado esta casa de su madre Antonia Moreno Azaña. Los siguientes propietarios son los hermanos José, Eduardo y Miguel Casado Martin de la Cámara. Estos ponen en venta esta finca y ofrecen la compra de la planta baja a mis cuñados.

Justo es decir que el Ayuntamiento ha podido abrir de nuevo el callejón del Horno Quemado gracias a los cambios negociados previamente por mis cuñados. Si ellos hubieran comprado la planta tal como se la ofrecían y estaba, es decir, con la habitación dormitorio que fue de mis suegros incrustada en la finca del número 2, no hubiera podido abrirse este pasadizo, al menos con la facilidad que luego se pudo hacer. A mis cuñados no les gustaba esta distribución, querían más patio y ofrecieron ceder la habitación dormitorio a cambio de la parte de patio ocupada por la nave que usaba la casa palacio.
Habitacion rayada se cedió a cambio de patio rayado

Aceptada esta modificación, cuando el 26 de junio de 1896 se formaliza la escritura de compra, la vivienda que se adquiere responde exactamente a las mediciones de 1872, con el patio en toda su extensión y sin que exista ninguna habitación fuera de los limites de la fachada de la finca.

Y así están las cosas ahora, más o menos. De los rumores y leyendas que circularon en relación con esta casa, sobre todo en los años que la habitaron las hermanas Mariño, no ha llegado nada a mis oídos. Así que nada puedo contar.



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(1).-Del artículo que Ramón Gonzalez Navarro publicó en “Puerta de Madrid” del 12 de julio de 2014, bajo el título “La interminable sangría del Patrimonio Histórico Complutense”.


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