Estaba entretenido en mi rutinario paseo por los cientos de libros que, a lo largo de mi inútil “vida úti”, he ido acumulando con la esperanza ¡Ingenuo de mí! de que al llegar a la gloriosa jubilación podría saborearlos, cuando vino a caer en mis manos el Catálogo de la Exposición "La Sociedad de Condueños. Una historia compartida". Mientras ojeaba la presentación de Jose Félix Huerta me ocurrió lo que últimamente viene siendo habitual. Algo que otro escribe o dice despierta algun viejo recuerdo, que es el inicio de un hilo del que tiro y tiro, hasta que la madeja necesita desparramarse por el teclado de mi portátil.
Jose Félix dedica unos párrafos a la instalación del Colegio de Caballería en el antíguo Colegio de San Ildefonso y hace una semblanza de uno de los cadetes de la primera promoción Juan Contreras y Martinez, probablemente de los mas destacados que pasaron por el Colegio de Caballería de Alcalá.
Jose Félix dedica unos párrafos a la instalación del Colegio de Caballería en el antíguo Colegio de San Ildefonso y hace una semblanza de uno de los cadetes de la primera promoción Juan Contreras y Martinez, probablemente de los mas destacados que pasaron por el Colegio de Caballería de Alcalá.
Entre los cadetes que inauguraron el Colegio de Caballería hubo tambien un joven sevillano quien hasta su muerte en 1872 mantuvo cierta vinculación con nuestra ciudad y participó asimismo en algunos hechos memorables durante su carrera militar. Se llamaba Carlos García de Tejada y Abaurrea.
Nacido en la capital hispalense el 2 de enero de 1833, fue bautizado el día siguiente en su Parroquia de San Andrés. Pertenecía a una de las familias más destacadas de la sociedad sevillana
En su padre, Lorenzo García y Molviedro, Comisario de guerra con honores de Comisario Ordenador de los ejercitos y Caballero de la Orden de Carlos III, confluían el linaje de los García de Tejada, cuyo prestigio aun pervive en Sevilla, y el de Molviedro, apellido representativo de uno de los personajes que más contribuyó en las reformas urbanísticas de la Sevilla del Siglo XVIII. El bisabuelo paterno de nuestro cadete fue en efecto Manuel Prudencio de Molviedro, quien adquirió en subasta los terrenos de la zona conocida entonces como de la Laguna, los desecó, saneó y urbanizó.
Capilla de Nuestra Señora del Mayor Dolor |
Hoy en día aquella plazuela de la Laguna se denomina Plaza de Molviedro y en ella puede visitarse la capilla que mandó construir allí Manuel Prudencio en honor de Nuestra Señora del Mayor Dolor. Nada más entrar, en el muro interior de la derecha puede leerse la lápida que detalla el origen de la capilla y su vinculación con la familia Molviedro.
La madre de nuestro cadete se llamaba María de la Soledad Abaurrea y Gómez. Su padre Miguel Joaquín de Abaurrea aunque navarro de origen casó con la sevillana Marta Gómez y se afincó en Sevilla dando origen a la rama andaluza de los Abaurrea. Por aquellas fechas Fernando VII le había nombrado Contador Principal del Ejercito en el Principado de Cataluña.
Con tales antecedentes familiares nuestro personaje estaba predestinado a la carrera militar. El 6 de febrero de 1849, con los dieciseis años recién cumplidos, ingresa como cadete en la Academia de Artillería de Segovia. En la elección del arma de artillería debió influir el prestigio del marido de su tía Manuela Rosa, Martin Garcia Arista y Loygorrri, inspector general y primer laureado del arma de Artillería, entre otros títulos. Natural de Corella pueblo navarro próximo a La Rioja, quedó encandilado tambien de Sevilla y casado allí dió origen a la brillante saga militar de los Garcia Loygorri y Garcia de Tejada.
En Segovia permaneció Carlos García de Tejada y Abaurrea hasta el 1º de enero de 1851, fecha en que prefiriendo cambiar de Arma, se incorporó al Colegio de San Ildefonso como cadete de Caballería en el nuevo Colegio que en esa misma fecha iniciaba sus actividades en Alcalá de Henares. Aquí estará todo el año 1851 y hasta que a principio de 1852 el Colegio es trasladado a Valladolid.
Colegio de San ildefonso, por un tiempo Colegio de Caballería |
Durante esta su primera estancia en nuestra ciudad, debió empezar a fraguarse la gran amistad y afecto entre el Marqués de Morante y el joven cadete sevillano. Don Joaquín Gómez de la Cortina estaba emparentado indirectamente con la familia sevillana de Carlos. En efecto su hermano mayor Jose Justo, personaje tan interesante o más atráctivo si cabe que el propio Marqués, casó en 1827 con una prima hermana de Carlos, Paula Rodriguez Rivas y Garcia de Tejada. No es de extrañar que el solitario Marqués acogiera con todo cariño al cadete en la Casa Recreo que tenía en la Plazuela de Santiago en el mismo edificio del antiguo Hospital de Estudiantes adquirido por él en 1844.
Terminados los estudios en la Academia (sobresalió sobretodo en Aritméticca y Algebra) en Agosto de 1853 es destinado de Alférez al Escuadrón de Sevilla 10º de Cazadores. A los cuatro meses pasó al de África 4º de Cazadores. Estando en este escuadrón, el 8 de junio de 1854 salió de Badajoz conduciendo los quintos del arma de caballería con destino a Alcalá de Henares. Allí coincide con el pronunciamiento de O'Donnell y se une a estas fuerzas, participa en los aconteci,iemtos de Vicálvaro y sigue los movimientos de esta columna por el sur hasta su regreso a Madrid. En 27 de agosto sale con el escuadrón que escolta hasta la frontera de Portugal a la Reina Madre Doña María Cristina, desterrada por segunda vez.
Tras once meses en el Escuadrón Granada 15ª de Cazadores ya como Teniente, empleo obtenido por haber participado en la acción de Vicálvaro, el 1 de agosto de 1855 se incorpora al Regimiento de Húsares de la Princesa; está en el cantón de Alcalá de Henares y desde allí sale para intervenir en los sucesos de los dias 15 y 16 de julio de 1856 en Madrid y posteriormente en Zaragoza. Desde octubre de este año permanece en su Regimiento de Húsares en Madrid hasta que en octubre de 1859 se incorpora al Escuadrón que forma parte del Ejército de Africa.
Tiene una actuación destacada el 1 de enero de 1860 que se relata así en su Hoja de Servicios: "Se halló en la acción dada contra los moros en el Valle de los Castillejos, camino de Tetuán, donde fue herido y se portó con decisión y arrojo; por lo que fue recompensado con el grado de capitán, que le fue conmutado después, a su solicitud, por una Cruz de San Fernando de 1º clase". Se ve que nuestro teniente prefería los oropeles y las vanidades honoríficas sobre su progreso en la carrera militar.
Este hecho tuvo lugar durante la brava y arriesgada carga que los dos escuadrones de Húsares de la Princesa dieron contra la caballería mora en la que consiguieron llegar al campamento enemigo; el desarrollo de la misma merece la pena leerlo en los escritos de Pedro Antonio de Alarcón (1) y de José Gutierrez Maturana (2).
Evaristo Ventosa (3) detalla así el hecho que nos ocupa:
"Mientras esto pasaba el teniente don Carlos García Abaurrea caía herido al lado de su caballo acribillado de balas. Un moro lo iba arrastrando y luchaba por colocarlo a la grupa de su caballo. El cabo Francisco Pérez Navarro lo ve, se abalanza contra el enemigo que ceja de su empeño y huye. Pérez Navarro ha salvado la vida de su teniente, pero esto no es bastante para él, aguijonea el potro, se tiende a la carrera y clava su lanza a la espalda del atrevido"
Hay otra versión, en verso en el Romance que a la Batalla de Castillejos publicó Eduardo Bustillo (4), del que extracto lo que viene al caso:
"Y allá corren nuestros húsares
y ya penetran en ellas
dando tajos y estocadas
sin un momento de tregua.
Del caballo, mal herido,
cae el teniente Abaurrea
y el cabo Pérez Navarro
le salva de muerte cierta
recogiéndole en su silla
y acorralando a las fieras"
Entre paréntesis, parece que el verdadero superhéroe fue el cabo Pérez Navarro, del que no consta qué recompensa obtuvo ni cómo se lo agradeció su teniente. Por el contrario, para él esta acción fue un motivo más de los manifestados por el Marqués de Morante, cuando al hacer testamento en agosto del mismo año le designó heredero universal, "en atención al noble comportamiento en la guerra de Africa en donde fue herido en un muslo peleando valerosamente en la gloriosa acción de los Castillejos"
Tras regresar a Madrid, el 22 de enero de 1860 es nombrado caballerizo de campo de Su Majestad la Reina, destino en el que permaneció hasta ser baja en el Arma el 25 de abril de 1865.
Se casó, podría pensarse que inexplicablemente, con una viuda de su misma edad que aportaba cuatro hijos de su anterior matrimonio, aunque eso sí era Masquesa, de los Arenales por más señas. La granadina María de las Mercedes de Heredia y Zafra, en 1850 y con solo 17 años se había casado con Joaquín Pérez-Osorio y Silva-Bazán, segundo hijo del Duque de Alburquerque y Conde de la Corzana, quien siete años después falleció (5), dejándole cuatro hijos de corta edad: Joaquín ( Granada, 26-12-1851), Nicolás ( Madrid, 27-6-1853), José Ramón ( Madrid 31-8-1854), y María Monserrat ( Madrid, 13-12-1855).
El 19 de junio de 1868 muere Don Joaquín Gómez de la Cortina, Marqués de Morante; éste le había designado heredero universal además de por su actuación en la batalla de Castillejos antes comentada "en atención al grande aprecio que le había mostrado, a la lealtad nunca desmentida y la adhesión que había tenido constantemente a su persona". Sin otras razones, que se sepa, que el afecto personal que el sesudo Marqués le tenía y la admiración por su acción de guerra, nuestro personaje recibió una muy importante fortuna y la sucesión en el título de Marqués de Morante.
Entre los bienes que pasó a poseer estaba la casa palacio que el anterior Marqués tenía en Alcala de Henares, en la entonces llamada Plazuela de Santiago. Volvía ahora como propietario y como Marqués a aquella casa que ya había disfrutado mientras estudiaba como cadete de caballería en el Colegio de San Ilfefonso. Para adaptarla a su gusto y acondicionarla a las necesidades de una familia con cuatro hjos, realizó una amplia reforma.
Su buena suerte se quebró al poco tiempo. Aparecieron trastornos mentales y ya a mediados del año 1872 tuvo que ser incapacitado judicialmente por enajenación mental. Su deterioro debió ser rápido por cuanto falleció en su casa de la calle de Fuencarral ( también de la misma herencia) el 2 de diciembre de 1872.
No había tenido descendencia de su matrimonio por lo que, con la salvedad de algunos legados dejados a su esposa y en especial a la hija de ella, todos sus bienes,, incluidos los que había heredado del primer Marqués, fueron adjudicados, de acuerdo con el testamento otorgado el 19-5-1871, a sus tres hermanos: Eduardo, Mª Dolorres y Joaquín García de Tejada y Abaurrea, todos ello avecindados en Sevilla.
El título de Marqués de Morante pasó a tierras andaluzas,, pues lo heredó el hermano mayor Eduardo, y allí sigue; el actual Marqués de Morante es Don Pablo Muñoz-León de Rojas Y la casa palacio de la antigua Plazuela de Santiago, hoy Plaza de Atilano Casado, es en la actualidad propiedad del Ayuntamiento y parece que va a ser la sede del Museo de Los Madrazo.
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(1) En Diario de un téstigo de la guerra de Africa, Tomo I, Capítulo XXI
(2) Apuntes del diario de campaña del comandante Gutierrez Maturana, en página 130 y siguientes del libro "La corona de Laurel" de Manuel Ibo Alfaro, Madrid ,1861
(3) Españoles y Marroquíes. Historia de la guerra de Äfrica, Tomo I, Página 358
(4) Almanaque de "El Mundo Militar" de 1861, página 40
Tras once meses en el Escuadrón Granada 15ª de Cazadores ya como Teniente, empleo obtenido por haber participado en la acción de Vicálvaro, el 1 de agosto de 1855 se incorpora al Regimiento de Húsares de la Princesa; está en el cantón de Alcalá de Henares y desde allí sale para intervenir en los sucesos de los dias 15 y 16 de julio de 1856 en Madrid y posteriormente en Zaragoza. Desde octubre de este año permanece en su Regimiento de Húsares en Madrid hasta que en octubre de 1859 se incorpora al Escuadrón que forma parte del Ejército de Africa.
Tiene una actuación destacada el 1 de enero de 1860 que se relata así en su Hoja de Servicios: "Se halló en la acción dada contra los moros en el Valle de los Castillejos, camino de Tetuán, donde fue herido y se portó con decisión y arrojo; por lo que fue recompensado con el grado de capitán, que le fue conmutado después, a su solicitud, por una Cruz de San Fernando de 1º clase". Se ve que nuestro teniente prefería los oropeles y las vanidades honoríficas sobre su progreso en la carrera militar.
Carga de los Húsares en la Batalla de Los Castillejos |
Evaristo Ventosa (3) detalla así el hecho que nos ocupa:
"Mientras esto pasaba el teniente don Carlos García Abaurrea caía herido al lado de su caballo acribillado de balas. Un moro lo iba arrastrando y luchaba por colocarlo a la grupa de su caballo. El cabo Francisco Pérez Navarro lo ve, se abalanza contra el enemigo que ceja de su empeño y huye. Pérez Navarro ha salvado la vida de su teniente, pero esto no es bastante para él, aguijonea el potro, se tiende a la carrera y clava su lanza a la espalda del atrevido"
Hay otra versión, en verso en el Romance que a la Batalla de Castillejos publicó Eduardo Bustillo (4), del que extracto lo que viene al caso:
"Y allá corren nuestros húsares
y ya penetran en ellas
dando tajos y estocadas
sin un momento de tregua.
Del caballo, mal herido,
cae el teniente Abaurrea
y el cabo Pérez Navarro
le salva de muerte cierta
recogiéndole en su silla
y acorralando a las fieras"
Entre paréntesis, parece que el verdadero superhéroe fue el cabo Pérez Navarro, del que no consta qué recompensa obtuvo ni cómo se lo agradeció su teniente. Por el contrario, para él esta acción fue un motivo más de los manifestados por el Marqués de Morante, cuando al hacer testamento en agosto del mismo año le designó heredero universal, "en atención al noble comportamiento en la guerra de Africa en donde fue herido en un muslo peleando valerosamente en la gloriosa acción de los Castillejos"
Tras regresar a Madrid, el 22 de enero de 1860 es nombrado caballerizo de campo de Su Majestad la Reina, destino en el que permaneció hasta ser baja en el Arma el 25 de abril de 1865.
Se casó, podría pensarse que inexplicablemente, con una viuda de su misma edad que aportaba cuatro hijos de su anterior matrimonio, aunque eso sí era Masquesa, de los Arenales por más señas. La granadina María de las Mercedes de Heredia y Zafra, en 1850 y con solo 17 años se había casado con Joaquín Pérez-Osorio y Silva-Bazán, segundo hijo del Duque de Alburquerque y Conde de la Corzana, quien siete años después falleció (5), dejándole cuatro hijos de corta edad: Joaquín ( Granada, 26-12-1851), Nicolás ( Madrid, 27-6-1853), José Ramón ( Madrid 31-8-1854), y María Monserrat ( Madrid, 13-12-1855).
El 19 de junio de 1868 muere Don Joaquín Gómez de la Cortina, Marqués de Morante; éste le había designado heredero universal además de por su actuación en la batalla de Castillejos antes comentada "en atención al grande aprecio que le había mostrado, a la lealtad nunca desmentida y la adhesión que había tenido constantemente a su persona". Sin otras razones, que se sepa, que el afecto personal que el sesudo Marqués le tenía y la admiración por su acción de guerra, nuestro personaje recibió una muy importante fortuna y la sucesión en el título de Marqués de Morante.
Entre los bienes que pasó a poseer estaba la casa palacio que el anterior Marqués tenía en Alcala de Henares, en la entonces llamada Plazuela de Santiago. Volvía ahora como propietario y como Marqués a aquella casa que ya había disfrutado mientras estudiaba como cadete de caballería en el Colegio de San Ilfefonso. Para adaptarla a su gusto y acondicionarla a las necesidades de una familia con cuatro hjos, realizó una amplia reforma.
Su buena suerte se quebró al poco tiempo. Aparecieron trastornos mentales y ya a mediados del año 1872 tuvo que ser incapacitado judicialmente por enajenación mental. Su deterioro debió ser rápido por cuanto falleció en su casa de la calle de Fuencarral ( también de la misma herencia) el 2 de diciembre de 1872.
No había tenido descendencia de su matrimonio por lo que, con la salvedad de algunos legados dejados a su esposa y en especial a la hija de ella, todos sus bienes,, incluidos los que había heredado del primer Marqués, fueron adjudicados, de acuerdo con el testamento otorgado el 19-5-1871, a sus tres hermanos: Eduardo, Mª Dolorres y Joaquín García de Tejada y Abaurrea, todos ello avecindados en Sevilla.
El título de Marqués de Morante pasó a tierras andaluzas,, pues lo heredó el hermano mayor Eduardo, y allí sigue; el actual Marqués de Morante es Don Pablo Muñoz-León de Rojas Y la casa palacio de la antigua Plazuela de Santiago, hoy Plaza de Atilano Casado, es en la actualidad propiedad del Ayuntamiento y parece que va a ser la sede del Museo de Los Madrazo.
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(1) En Diario de un téstigo de la guerra de Africa, Tomo I, Capítulo XXI
(2) Apuntes del diario de campaña del comandante Gutierrez Maturana, en página 130 y siguientes del libro "La corona de Laurel" de Manuel Ibo Alfaro, Madrid ,1861
(3) Españoles y Marroquíes. Historia de la guerra de Äfrica, Tomo I, Página 358
(4) Almanaque de "El Mundo Militar" de 1861, página 40
(5) Su muerte tuvo lugar el 25 de abril de 1857 en un oscuro incidente en el Palacio Real. Parece ser que, estando la reina Isabel II en su cámara con su amante Enrique Puigmoltó, el Rey , acompañado por el general Urbiztondo, pretendió entrar en dicha habitación. A ello se opusieron el general Narvaez y su ayudante el entonces Marqués de los Arenales Joaquín Pérez Osorio. La bronca subió de tono y Urbiztondo y el de los Arenales tiraron de espadas y se atravesaron recíprocamente, quedando muerto en el acto Urbiztondo y falleciendo a las pocas horas Joaquín Pérez Osorio.
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